Hace tanto que no escribo,
que puede que mis palabras suenen raras.
Puede que suenen desafinadas,
o inclinadas.
Puede que tengan telarañas,
aquellas que dejé en el tintero,
o en las entrañas,
o un ya no puedo.
Puede, que no tengan sentido,
o solo el sexto.
Puede que ya no rimen los versos,
que se me agoten los huesos,
que se me hielen los besos.
Puede que sea mentira,
o verdad,
que la vida no rima,
y que todo lastima,
si viene a la par.
Como la ola que nunca viene sola,
o puede que solo el mar sepa,
o solo puede que sepa...
a sal.